martes, 7 de julio de 2009

LA OPINION: FUNDACION CASTRO LIMON


Bertolt Brecht dijo alguna vez, “ No temas a la muerte, teme no vivir plenamente”. Para algunos luchar contra la muerte es vivir plenamente, entendiendo la paradoja que una frase como la de Brecht representa en este caso.

Para los que hemos estado cerca de la muerte, específicamente rozando la inasequible dureza del cáncer, sabemos que la negación es un recurso fútil pero arraigado. Nos aferramos a pensar en que es una pesadilla que debe desaparecer como se esfuman los malos momentos con un amanecer claro y fresco.

No sucede en el corto plazo: En el largo plazo se vuelve una lucha cruenta que involucra a todos los miembros del núcleo familiar y que aleja a muchos de aquellos que pensábamos incondicionales. Es un filtro frio de vida y permanencia, que nos obliga a colar sufrimientos y personas, que atenta directo contra la entereza y fortaleza de los allegados, porque ataca no solo a las células del cuerpo, sino también a la economía, la templanza y veces la dignidad de los seres queridos.

Recuerdo claramente los ámbitos surreales de una leucemia indomable: en el extremo de la desesperación por las batallas médicas perdidas, la sangre de las iguanas en el cuerpo de mi madre eran el final de un ritual primitivo de reptiles vivos esperando ser destazados. Aquel brujo milagroso tampoco gano la guerra y entendí que la esperanza es una dama insaciable.

Pero hay quienes si ganan guerras y hacen una tregua con el destino: luchando contra la muerte viven plenamente y entienden que en cada mirada llena de esperanza existe la sencillez de una sola frase en voz de un niño: Quiero vivir.

Queremos que vivan. Y con esa determinación la ciencia, los hombres que la conforman, los voluntarios y fundaciones como esta, han puesto el cuerpo, la mente y el espíritu logrando avanzar hasta lograr una esperanza de vida en nueve de cada diez niños con la detección temprana de varios tipos de canceres, incluyendo la leucemia.

Conllevan la integridad propia y la general, porque ayudan íntegramente a atacar no solo los problemas fisiológicos de los enfermos, sino también los psicológicos y sociales de las familias. Esto lo logran con mucho más que medicina, porque el reto administrativo en una empresa sin fines de lucro, sin estructura comercial de ninguna índole que le asegure ingresos, implica una determinación y capacidad de persuasión que rebasa la de muchas empresas de la industria privada.

Entonces convierten la tragedia individual en ejemplo colectivo, en un ejemplo complejo de lo que se puede lograr cuando hay existe la convicción y la experiencia en carne propia de los horrores un padecimiento cruel.

Bob Dylan dijo que quien no está ocupado naciendo, está ocupado muriendo. Ellos renacen y hacen renacer regalando vida y luchando contra la muerte día a día.


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